Contaminación atmosférica

La contaminación atmosférica es uno de los mayores problemas para la salud de los habitantes de las grandes ciudades. A pesar de ello, no todos los ciudadanos perciben la gravedad del problema de igual manera. A menudo, no se entienden las medidas tomadas para mitigar los niveles excesivos de ciertos contaminantes, que se perciben como una molestia. Por ello, proyectos que fomenten la participación de los jóvenes, aportando conocimiento, tomando decisiones y pensando formas de cambiar nuestros hábitos, son claves para hacer una transición real hacia ciudades más sostenibles y saludables.

La quema de combustibles fósiles en vehículos particulares y transportes, sistemas de calefacción e industria genera numerosos compuestos contaminantes —sobre todo óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas en suspensión—, que suponen un grave problema para nuestra salud. Otras fuentes de partículas en suspensión son las quemas de restos vegetales y los acopios de graneles al aire libre. Además, existirían de forma más puntual, nubes de polvo sahariano (en este caso aportes naturales). Hay otro tipo de compuestos, como los COVs —compuestos orgánicos volátiles— que son liberados al aire principalmente por el uso de disolventes y otros productos y, en menor grado, por el tráfico rodado y la industria. El transporte aéreo y marítimo también supone un elemento a tener en cuenta en la emisión de contaminantes.

¡Podremos conocer el grado de contaminación para cada ciudad gracias a vuestra participación!

Además, todos estos elementos pueden interaccionar entre ellos y con otros gases atmosféricos, generando otros contaminantes, como el ozono troposférico o ambiental (O3), que procede de reacciones fotoquímicas entre los óxidos de nitrógeno y algunos COVs. No hay que confundir los efectos de este gas en la parte baja de la atmósfera con el ozono de las capas altas de la atmósfera que, éste sí, nos protege de las radiaciones ultravioleta (UV) del Sol.

Los niños, las personas mayores y las que tienen problemas de salud —como asma, enfermedades del corazón o de los pulmones—, sufren más los efectos por la contaminación que otras personas. Se ha demostrado que la elevada contaminación del aire que respiramos es una causa muy importante del cáncer de pulmón, tiene claros efectos en enfermedades cardiovasculares y respiratorias, contribuye a la aparición de asma y de diabetes, restringe el crecimiento fetal, ralentiza el desarrollo del cerebro y de la función pulmonar de los niños, y reduce la esperanza de vida. De hecho, se ha demostrado que la contaminación atmosférica es la causante de cerca de 800.000 muertes al año en Europa.
 

RECURSOS
Contaminación atmosférica y afecciones respiratorias
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Guaita R. et al., 2011. «Short-term impact of particulate matter (PM2.5) on respiratory mortality in Madrid». International journal of environmental health research 21: 260-274.
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Percepción pública y contaminación del aire
Bickerstaff K. & Walker G., 2001. «Public understandings of air pollution: the ‘localisation’ of environmental risk». Global Environmental Change 11: 133-145.
Vídeos
L’aire que respirem, 2018. Jordi Vilardell (guió, realització i direcció). Barcelona: Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (39 min.)
Webs
Calidad del aire. Ajuntament de Barcelona.
Portal Web de calidad del Aire. Ayuntamiento de Madrid.
Plataforma per la Qualitat de l’Aire. Ecologistes en acció.
Pla de millora de la qualitat de l’aire de Barcelona (2015-2018). Ajuntament de Barcelona.